miércoles, 27 de abril de 2011

Mantarrayas doradas migrando en el Golfo de México


Cardúmenes de miles de mantararrayas doradas migran desde Florida a Yucatán cada año intentando evitar a los tiburones ballenas y llegar a las acogedoras aguas peninsulares. Esta mantarraya (Rhinoptera steindachneri), también conocida por el más prosáico nombre de mantarraya de nariz de vaca, llega a medir más de 2 metros, cuenta con un peligroso veneno (aunque es generalmente poco ofensiva) y migra en grupos de cerca de 10 mil.

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La fotógrafa Sandra Critelli, quien tomó estas fotos, describe su experiencia: “La superficie del agua estaba cubierta por diferentes tonos cálidos de oro y se veía como una cama de hojas de otoño gentilmente mecidas por el viento”.

“Estábamos rodeados de ellas, sin poder ver donde acababa la escuela, y podíamos ver aun más debajo de la superficie también. Me siento muy afortunada de haber estado en el lugar y momento adecuado para ver la naturaleza en su mejor momento”.

Las rayas doradas miden hasta 2.1 metros de una punta de la aleta a la otra. Tienen dos lóbulos frontales algo pronunciados encima de la cabeza que les dan una apariencia como de una vaca. Aunque tienen aguijones venenosos que usan para defenderse de tiburones, su principal predador, se sabe que son muy tímidas y no amenazantes cuando se encuentran en grandes grupos.

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Como todas las rayas son bellísimas nadadoras y a diferencia de otras, las doradas prefieren mantenerse en movimiento en vez de enterrarse en el suelo o acostarse sobre la arena. A menudo se pasean sobre la superficie dejando salir las puntas de sus aletas que también son muy útiles para escarbar comida. Al acercarse al fondo marino y moverlas rápidamente, levantan arena dejando al descubierto cangrejos, almejas y ostiones, su dieta principal.

Este gusto por las almejas las ha convertido en un enemigo importante para los pescadores de almejas, pero a pesar de esto sus números siguen aumentando, gracias en parte por el aumento de las temperaturas del mar. Se cruzan anualmente cada invierno, teniendo de 5 a 10 crías cada hembra.

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La población del golfo de México hace migraciones de escuelas que llegan hasta los 10,000 individuos viajando en sentido de las manecillas del reloj desde el norte de Yucatán al oeste de Florida, aunque han sido vistas desde el sur del Caribe hasta el norte de Nueva Inglaterra, al este de Canadá.

 
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